
El Cero Energético -o apagón en términos más coloquiales- que afectó a los territorios de la Peninsula Iberica este lunes 28 de abril, ha despertado muchas preocupaciones sobre la estabilidad del sistema energético español y europeo.
Sin embargo, esta preocupación no es nueva: los expertos llevan años avisando del riesgo creciente de interrupciones generalizadas (más de un 8%), falta de suministro (hasta un 21%) y de brechas en la integración de las redes (hasta un 34%)1.
Lo que los científicos resaltan es que el aumento de la demanda energética debida al crecimiento tecnológico, junto a un incremento de eventos atmosféricos extraordinarios (huracanes, tormentas, nevadas y olas de calor y frío), pueden suponer hasta un 85% de pérdidas en los picos de demanda2.
Por esta razón debemos fortalecer la resiliencia de nuestras ciudades y de nuestros hogares, para que podamos tener la capacidad de enfrentar los desafíos que, a buen seguro, nos deparará el futuro.
Hacia la vivienda del futuro
Además de reducir la demanda energética con tecnología cada vez más eficiente y hacer un uso responsable de los equipos y sistemas de transporte, es necesario que los gobiernos y las compañías suministradoras promuevan de manera real el autoconsumo energético. Tanto las viviendas como los barrios pueden ser productores de su energía, o al menos de una parte importante de la misma.
Si las casas y edificios pudieran utilizar la energía que producen y esta se almacenara en sistemas de baterías cada vez más eficientes, se podrían mantener servicios mínimos también durante periodos prolongados de corte de suministro. Si además las casas estuvieran diseñadas para asegurar condiciones mínimas de confort térmico sin necesidad de usar sistemas de calefacción y refrigeración, esto redundaría en una mejora de la resiliencia y capacidad de respuesta de nuestra sociedad.
Frente a un escenario cada vez más incierto, donde los desafíos energéticos y climáticos se entrelazan, repensar cómo habitamos es una obligación. Las viviendas y edificios del futuro deben ser entornos activos, eficientes, autónomos y adaptables, capaces de generar, almacenar y gestionar su propia energía, de ofrecer confort sin dependencia constante de sistemas externos, y de resistir los embates de una red energética vulnerable. Ya no basta con construir más, sino construir mejor, con inteligencia, responsabilidad y visión a largo plazo. Y tú, ¿cómo crees que deben ser las casas del futuro?
Irina Tumini/Directora de Asociación Ecómetro
- Guddanti, K. P., Weng, Y., & Yu, Y. (2021). Vulnerability and Adaption of Power Grids for Global Warming Induced Energy Demands. ↩︎
- Cohen, S. M., Dyreson, A., Turner, S., Tidwell, V., Voisin, N., & Miara, A. (2022). A multi-model framework for assessing long-and short-term climate influences on the electric grid. Applied Energy, 317, 119193. ↩︎